El fenómeno de las auroras que tanto apasiona a gente del mundo entero viene provocado por el choque de las partículas eléctricas del viento solar con los campos magnéticos de la Tierra. El viento solar que continuamente emite el Sol en todas direcciones, es atrapado por el campo magnético terrestre al llegar éste a la Tierra. Cuando estas partículas del viento solar llegan a la atmósfera, chocan con las moléculas del aire, lo que desecandena una generación de energía que se transforma en los famosos haces de luz conocidos como auroras.
Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo.
Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte hasta acabar con un cielo repleto de bandas y rayos de luz moviéndose con rapidez de horizonte a horizonte. No hay una duración fija establecida para este fenómeno, lo mismo aparecen y en unos pocos minutos se han disipado que perduran en el cielo horas y horas.
A menudo, las auroras aparece en forma de una cortina de luz, pero también puede aparecer con forma de arcos o espirales, siguiendo las líneas del campo magnético de la Tierra.
La mayoría son de color verde, pero a veces se observa una cierta tonalidad rosada o azulada. Los despliegues intensos podrían también ser de un fuerte color rojizo o violeta.
Los gases que hay en la atmósfera terrestre son los causantes de los diferentes colores de las auroras.
El color verdoso amarillento es debido al choque con partículas de oxígeno, el tono azulado lo producen los átomos de nitrógeno y los fuertes tintes de tonos rojizo púrpura se generan por el heliopresente en la atmósfera.
En este punto queremos matizar un hecho muy importante, y es el de la percepción de su tono cromático por el ojo humano.
Aunque en todas las imágenes que vemos de Auroras Boreales percibamos el color a la perfección, la visualización de éstas en tiempo real es muy distinta. Los humanos somos incapaces de visualizar los distintos tonos que presentan las Auroras Boreales a simple vista, lo habitual es que observemos un haz de luz blanquecino más o menos nítido; sólo en un pequeño porcentaje de las ocasiones, la intensidad del fenómeno y las condiciones atmosféricas son tales como para que distingamos el color a la perfección. Eso sí, a veces ocurre. Se habla de un chico en Honninsvag que había distinguido con absoluta nitidez los tonos verdes y rojizos de una Aurora Boreal. Suerte que tuvo!
En nuestro caso, sólo en el 20% de las veces que hemos visto auroras hemos percibido un ligero tono verdoso, en el 80% restante, lo que alcanzamos a ver en el firmamento eran haces de luz blanquecinos y grisáceos.
¿Y entonces porqué todas las imágenes presentan tonalidades? Pues sencillamente porque los avances tecnológicos de las cámaras actuales permite captar esas variaciones de color … Donde los humanos no llegamos, llega la tecnología







